Una de las cosas favoritas de Rubén sobre el centro de Madrid es que puedes encontrarte de todo. El Centro es un pequeño microcosmos en el que el mundo funciona distinto. Sus calles combinan la esencia más castiza del siglo XIX con las iniciativas urbanísticas más punteras, peatonalización a la vez que grandes pantallas publicitarias comienzan a cubrir las fachadas de los edificios más vistosos. Callao es el ejemplo más claro. «Nuestro pequeño Times Square justo al lado de nuestro pequeño Broadway“» Así le gusta verlo a Rubén, que lleva ya varios minutos esperando su cita.
Faltaban dos minutos para las seis cuando las puertas del vagón del metro se abrieron. Rubén odia llegar tarde, así que aceleró el paso, esquivando a turistas y otros viajeros que transitaban plácidamente por los pasillos subterráneos de la estación de Callao para llegar a tiempo a su cita. A las seis y un minuto Rubén alcanza la salida y se apoya en la barandilla de la boca de metro. Y a esperar.
Aburrido, comienza a observar la plaza. Tras él escucha a un gorrión cantando sobre una farola en la que un grupo de adolescentes en cosplay se pavonean entre ellos, luciendo sus épicos y detallados trajes ante sus cámaras.
Adri, el chico con el que Rubén ha quedado, es alguien que de primeras se deja llevar por su timidez, pero que enseguida deslumbra con su…