Notas de Jorge Azcona — 1

Sergio Garayalde
2 min readDec 27, 2020

27 de diciembre, 2019

He tenido un sueño rarísimo. Todo empezaba en un laboratorio medio destartalado de suelo y paredes de baldosa blanca y repleto de trastos tapados con sábanas.

Era una situación extraña, uno de esos sueños en los que te ves a ti mismo. Había otro chico conmigo, con mi misma cara, pero por alguna razón sabía que no era yo. Eramos tres en la sala. No, seis. En realidad estaba toda la familia ahí metida conmigo… cuanto más lo pienso menos claro lo tengo. También nos acompañaba una chica a la que tenía mucho aprecio. Era alguien a quien había echado de menos durante mucho tiempo y hacia quien sentía una enorme admiración. Estar cerca de ella me excitaba enormemente; no de forma sexual… bueno, también. Me alegraba mucho de estar a su lado. Es ella la que me había llevado al laboratorio y me lo estaba enseñando. Tenía algo que ver con mi padre (muy aleatorio todo), que también estaba en la sala, aunque se supone que yo no lo sabía. De pronto, la misma chica que me acompañaba entró por la puerta, como otra doble, y nos hizo echar a correr. No recuerdo por qué, pero recuerdo el susto y la urgencia que sentí cuando apareció.

Esa sensación se me quedó pegada al cuerpo y me ha acompañado desde que desperté. No logro quitármela de encima; quizás si volviese a soñar con ello…

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Sergio Garayalde

Creador online de contenido intermedia, novelista, sobrepensador nato de corazón sensible.